"Mis puños impactando en el barro son como pinceladas en el cuadro”Miquel Barceló busca lo esencial, se le han borrado las huellas dactilares de hurgar en el barro. La arcilla tiene sílice y erosiona la piel hasta fundirla. Su obra se despoja cada vez más de lo superfluo en concepto y materia. Aspira a trabajar con lo más primigenio, de ahí que la arcilla, “la tierra misma”, sea el material preferido del cada vez más universal artista mallorquín. “Si persigues lo esencial, el tamaño de la obra es irrelevante” asegura Barceló.El pintor regresa al Prado, al Casón del Buen Retiro que albergó al Guernika de Picasso, para ofrecer con público y en dos únicas sesiones una “performance” que combina arte plástico, danza y pintura. Se titula “Paso Doble”, una suerte de “sesión de taller con público” para modelar un mural de arcilla junto al coreógrafo y bailarín francés Josef Nadj, el alfarero mallorquín Pere Coll y el músico galo Alain Mahé. Se concibió como una producción para el Festival de Teatro de Aviñón en 2006 y desde entonces Barceló y Nadj lo ha repetido una treintena de veces. Ante esa pared que colgó el Guernika se ha dispuesto el "escenario" dos enormes planos con cientos de kilos de arcilla roja de Aviñón sobre las que el coreógrafo y el artista bailan, se mueven, golpean, amasan el barro y depositan, malean y deforman (incluso a cabezazos) las vasijas que crea para cada ocasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario